A la manera de Dios

Éxodo 40:16:  

Y Moisés hizo conforme a todo lo que Jehová le mandó; así lo hizo.

Es sorprendente la forma en la cual, el relato del Éxodo, nos deja ver la precisión con la que Moisés hizo todo lo que Dios le había mandado. 

Moisés, un hombre que fue conocido como el amigo de Dios, no le dio rienda suelta a su imaginación en lo correspondiente a las órdenes divinas con respecto a la construcción del Tabernáculo, pues éste debía de hacerse conforme al modelo que le fue mostrado en el cielo; y así, Moisés se dispuso a hacerlo.

Pero en el relato antiguo, no solo vemos como Dios dio instrucciones precisas de cómo construir este mobiliario, sino que dio instrucciones muy precisas con respecto a las ofrendas que el pueblo debía presentar delante de Él; dio instrucciones también de cómo se iban a administrar las cosas santas. Y podemos ver, particularmente cómo Dios se tomó un buen tiempo en enseñar a su naciente pueblo cómo es que Él debía ser buscado y adorado.

Estuve meditando en que se escucha acerca de personas que, usualmente estaban orando, estaban leyendo la Biblia, pero esto no les fue de provecho en lo absoluto, y la pregunta es: ¿Qué pudo haber pasado?

Lo que ha pasado es que el hombre, ahora, ya no hace las cosas conforme a lo que Jehová le mandó, sino que ahora confía en su propio corazón para acercarse a Dios. Ellos se acercan a la Biblia de la manera que ellos quieran acercarse, ellos se acercan en oración como ellos quieran acercarse. Hoy las buenas motivaciones han reemplazado a la obediencia.

No me imagino a Moises pensando, Dios me dice que lo haga así, pero, yo veo y me resulta más conveniente hacerlo de esta otra manera. De hecho, tenemos un triste relato en la Escritura de cómo un hombre quedó fulminado por la presencia de Dios por tocar el arca. Y de seguro que Uza no tenía una mala intención en su corazón para tocar el Arca, por el contrario, él deseaba evitar que el arca se ensucie, pero, Dios había dado ordenes expresas de cómo es que el Arca debía de ser llevada, así que, Uza sufrió la consecuencia de dejarse llevar por lo que le dictó su corazón, y no por la instrucción que recibió.

De esa misma manera, veo que hoy muchos se acercan a Dios, cada cual bajo la premisa de lo que le dicta su caído corazón, y es allí donde radica el problema, el hombre no ha querido reconocer que está caído; y es por esta razón que Dios dio instrucción clara de cómo se le debe de adorar.

¿Acaso no deberíamos razonar así? Si Dios hubiese querido que cada cual le adorara como su corazón le dictara, entonces Dios hubiera guardado silencio, y así, cada quien rendiría cuentas por ir o a favor, o en contra, de su corazón; pero el asunto importante es que Dios habló, Dios usó palabras que revelan Su voluntad, el dio instrucciones muy bien detalladas de lo que Él quería que se le presentara como ofrenda, el dio instrucciones muy detalladas de cómo, usted y yo, tenemos que buscarlo, el dio instrucciones detalladas de cómo es que tenemos que orar, incluso dio instrucciones detalladas de cómo entregar las ofrendas, y de la adoración que Él recibe.

Así que, querido hermano cristiano, tengo una invitación para ti hoy, conoce al Señor, conoce Su voluntad, y disponte para hacer de todo corazón, no lo que tu corazón determine, sino que disponte de todo corazón a hacer lo que el Señor ha determinado.

No se trata solo de orar, sino de orar como Él instruyo, no se trata solo de leer la Biblia, se trata de acercarte a Su palabra como Él enseña, como Él lo determinó.

Isaias 66:2 expresa: "Mi mano hizo todas estas cosas, y así todas estas cosas fueron, dice Jehová; pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra"

Hermano cristiano: Cuando te acercas a su Palabra ¿tiemblas?, ¿sientes un temor reverente al estar ante la Palabra del Dios Santo de toda la tierra?. Cuando lees su Palabra ¿oras pidiendo al Señor que su Palabra penetre muy bien en tus oídos y afecte todo tu ser?. Si esto no es así, entonces te puede pasar lo que les pasó a ciertos teólogos del siglo XIX, conocían mucho de Dios, sabían hablar cosas acerca de Él, pero nunca le conocieron a Él. ¿Y por qué les pasó esto? Porque en lugar de temblar ante Su palabra, ellos pensaron que podían arreglar la palabra del Dios Eterno a su antojo.

Hoy, mi querido hermano en Cristo, acércate confiadamente al Trono de la Gracia, llevando tu ofrenda de Cristo, que es la única que el Padre te acepta con el deseo en tu corazón de decir: "Hoy Señor, no será como yo quiero, sino como Tú quieras".

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